08 abril 2008

Breve comentario a Lidia Falcón

Afortunadamente, la Ley de Igualdad proporciona también, ante otros beneficios, la oportunidad de criticarla por insuficiente, a aquellas personas que durante mucho tiempo, nada reclamaban durante años de sequía en materia de iniciativas legales y sociales, para avanzar hacia la plena igualdad de derechos entre mujeres y hombres, en el empleo, en el reparto equitativo de los cuidados familiares o en la participación en los lugares donde se toman las decisiones.

Suele ocurrir que cuando nada se hace, nada se critica y suele ocurrir también que cuando un proyecto político abandona la utopía y se confronta con la realidad, corre el riesgo de dejar de ser perfecto e inexistente, para pasar a engrosar la larga lista de las imperfecciones humanas, pero reales y transformadoras de nuestra vida.

Viene esto a colación de las reflexiones suscritas recientemente por Lida Falcón, tituladas ¿Eso era la igualdad?, en las que sostiene que la Ley de Igualdad es un fracaso sin paliativos, porque no hemos consultado desde el PSOE con el verdadero “Movimiento Feminista”, en mayúsculas.

Puedo asegurar a Lidia, desde el respeto a su trayectoria, que han participado muchas feministas (en minúsculas por pudor), en la elaboración de las políticas de igualdad del Gobierno socialista de Zapatero, que en el PSOE, nos merecen el mismo respeto, que ella y además el agradecimiento por su esfuerzo y colaboración, aun a riesgo de no colmar todas las expectativas de quienes piensan las transformaciones sociales con absoluta perfección, pero eso sí, desde la barrera.