16 noviembre 2006

Tenemos planteada una intensa batalla en relación con la oportunidad de utilizar las cuotas para promover la participación de las mujeres en la política, la dirección de las empresas, el empleo, los medios de comunicación y otros muchos espacios de poder, decisión y autonomía.
Venimos ligando el término cuota al término mujer. Con ello aceptamos que el poder es de los hombres y las mujeres luchan por arrebatarles una porción: el 25%, el 35%, el 40%.

Estamos en una nueva etapa, o al menos debemos trabajar para situarnos en ella. La Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, promovida por el Gobierno socialista así lo hace: ningún sexo debe tener una participación ni menor del 40% ni mayor del 60%.

De una cuota, pasmos a dos: la cuota de hombres y la cuota de mujeres; la doble cuota natural de la demografía, que tiene mucho que ver con una palabra muy similar: la democracia.

Doble cuota entendida como derecho de ellos y ellas a participar y no ligada al mérito o la capacidad de cada cual.

Esta doble cuota natural de la demografía será muy benefiosa para todos. Legitima por ejemplo que los hombres tengan derecho al 50% del poder, el resto es todo nuestro.