06 mayo 2008

¿Es la igualdad de género una opción en España?

La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que niega la legalidad y aun la conveniencia de que en los colegios andaluces se enseñe el valor de la igualdad entre mujeres y hombres o el respeto a las diferentes opciones sexuales, en el marco de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, será recurrida por la Junta de Andalucía según ha anunciado la Consejera de Educación, Teresa Jiménez.
Es una decisión obligada y acertada por parte de la Junta de Andalucía, y ahora sólo cabe confiar en que instancias jurídicas superiores como el Tribunal Supremo o en su caso, el Tribunal Constitucional, restauren la legalidad constitucional y los valores de nuestro Estado Social y democrático de derecho, puestos en entredicho, a mi entender, con esta sentencia del TSJA. Trataré de explicar por qué pienso así.
Utiliza esta sentencia la expresión “ideología de género” para argumentar que el Estado no puede obligar a la totalidad de la ciudadanía a aprender dicha “ideología” en las escuelas, quedando esta función reservada, según sostiene el TSJA, al ámbito privado y familiar, y sobre todo, y esto es bien sorprendente, reservada a la elección libre de las familias, que podrían optar por difundir esta “ideología” entre sus hijos e hijas o no hacerlo y enseñar lo contrario.
¿Qué es la “ideología de género?. Esta expresión fue utilizada por primera vez en España hace unos meses por la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica con la misma finalidad con la que aparece hoy, casualmente rescatada por el tribunal andaluz.
Parece aludir al conjunto de valores y al proyecto político que apuesta por el derecho a la igualdad entre las personas, sean estas mujeres u hombres, heterosexuales u homosexuales, sin que el sexo, el género o la opción sexual sea razón para amparar ninguna discriminación.
¿Es la igualdad de género así entendida, opcional en España a la luz de nuestra Constitución, de nuestro Estatuto de Autonomía y de nuestras leyes? ¿Es legal y posible en España que algunos de nuestros hijos e hijas aprendan que mujeres y hombres tienen los mismos derechos, mientras otros aprenden que son desiguales y que tienen derechos y papeles diferentes, todo ello en función de lo que elijan enseñarles sus padres?
Una sorprendente respuesta afirmativa a estas preguntas es la que parece haber dado el TSJA en la sentencia aludida, lo que nos lleva a hacernos otras preguntas. ¿Es posible en España elegir, en función de las propias creencias, entre cumplir una sentencia judicial firme, o no hacerlo, entre respetar la libertad de culto o atacar la práctica de una religión? No, porque lo segundo además de inconstitucional es ilegal, por eso enseñamos a nuestros hijos e hijas a hacer lo primero y rechazar lo segundo, por la misma razón por la que pienso que no sólo es legal, sino que está obligado por nuestra Constitución, la defensa y la promoción a través de la educación de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, según señalan con absoluta claridad, el Art.14 de la Carta Magna al proclamar la igualdad ante la ley, o el Art. 9 al mandatar a los poderes públicos a remover los obstáculos que impidan o dificulten esa igualdad y según se recoge, hasta en diez menciones diferentes, en el Estatuto de Andalucía.
La defensa de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres que ejercen sus diferentes opciones sexuales, no es por tanto, una opción en España, es una obligación constitucional, que el PSOE está desarrollando con fuerza y convicción a través de su acción política, pero que alcanza a toda la ciudadanía en su conjunto incluida la Justicia.
Por ello, aunque acato esta sentencia, como no puede ser de otra manera, porque no es opcional aunque esté en desacuerdo, expreso una plena confianza en el pronunciamiento final de la Justicia en mi país, España, un país admirado hoy en todo el mundo por sus esfuerzos para conseguir que la igualdad de mujeres y hombres sea lo normal y lo anormal la desigualdad. Justo el camino contrario al seguido hasta ahora por la humanidad, justo el camino contrario al que parece querer devolvernos una sentencia como ésta.